1. Un dentista colegiado y propietario de su negocio
En los últimos 10 años en la ciudad de Madrid se han incrementado notablemente el número de aperturas de franquicias y cadenas dentales aunque algunas de ellas han echado el cierre sin previo aviso, dejando a miles de pacientes afectados y con sus tratamientos dentales por terminar.
Es frecuente si caminamos por el barrio de Chamberí que nos encontremos cada poco con una clínica dental que pertenece a una compañía y no a los dentistas que trabajan en ese negocio.
Cuando el odontólogo es el propietario y el director médico de la clínica dental, las probabilidades de que la clínica cierre dejando el tratamiento dental del paciente sin terminar son mucho menores.